En el barro desnudo, Hugo Mújica nos entrega una vez más su desnudez poética como respuesta al miedo al mundo. Al identificar el sentimiento de estar con el viento que pasa y aplasta la piel -y no con el horizonte- nos recuerda que es la esperanza la que impone el sentimiento del exilio. Por eso identifica la poesía con el barro o el sujeto que deja caer una gota de sudor al suelo. La sed, ese impulso que llamamos alma, está en el origen de la oración. La desnudez poética de Hugo Mújica es el resultado de meditar sobre la sed, negarse a quererlo todo y aceptar la herida de que somos suficientes para encontrarle sentido con el espíritu de la plenitud engañosa. Es vivir con la melancolía de lo que no es, comprender la apertura del mundo ante el cierre humano, dejar ir la vida hasta convertirla en testigo de una presencia plena y de un silencio en el lugar justo. escuchar lo que normalmente no se escucha. El poeta se acerca al silencio descalzo, no está dispuesto a dejar la trampa de escucharse a sí mismo; Quiere dar, entre la amplitud del amor y la profundidad del dolor, a los demás. El barro desnudo logra ese silencio que es escuchar la verdad de cada vida. Luis García Montero

Hugo Mújica nació en Buenos Aires en 1942. Estudió Bellas Artes, Filosofía y Teología. Después de dedicarse al arte en Nueva York en los años 1960, hizo voto de silencio y comenzó a escribir poesía en un monasterio trapense. Hoy es uno de los poetas más importantes de la literatura argentina. Algunos de sus libros son Ascua blanca (1983), Para albergar una ausencia (1995), Sed adentro (20001), Y siempre después el viento (Visera, 2011) y Cuando todo calla (Premio Casa América, 2013). También ha realizado una extensa labor como ensayista sobre la palabra inicial, la mitología del poeta en la obra de Heidegger (986), la poética del vacío (2002), el nacimiento. Ellos caminan

Biografía del autor

Nació en Buenos Aires en 1942. Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. Esta diversidad de intereses se refleja en su obra, que abarca desde la filosofía hasta la narrativa, pasando por la metafísica y la antropología, y su columna vertebral es siempre la poesía. Artista visual en el Greenwich Village de Nueva York en los años 1960, hizo voto de silencio y pasó siete años en los monasterios de la Orden Trapense, donde comenzó a escribir. Su singular recorrido vital es la materia prima de su obra, iniciada en 1983 y publicada en Argentina, Bulgaria, Chile, Colombia, Costa Rica, Eslovenia, España, Estados Unidos, Italia, México, Uruguay y Venezuela.